Hoy pensaba que... (V)

El valor de la sonrisa es incalculable. Nos falta una referencia relativamente objetiva como para medir sus efectos que varían tanto según las circunstancias. Una sonrisa puede —a veces— dar vida o acaso matar. Alcanza con situarla en la boca que ama o en la que odia. Alcanza con que los ojos sobre la boca que sonríe nos amen o nos ignoren.

Sin embargo pienso que a menudo el papel del que nos hace sonreír permanece oculto ante la maravilla evidente de la propia sonrisa. Y por eso no nos damos cuenta que alguien así es providencial para tener ganas de levantarse cada día. Es un energizante natural, un curador, no del envase que nos contiene sino de nosotros mismos. No de esa cáscara que permite el vínculo con lo que nos rodea, sino de mí, de ti. Esta que soy y que escribe, ese o esa que eres y que lee.
Por eso, cuando el curador se acerque a ti no preguntes cuánto se quedará contigo, sólo disfruta.

0 comentarios:

 
Plantilla modificada por basada en la minima de blogger. La foto del header también es mía.