Contra Natura

En estos días tengo la sensación de que algo no funciona bien conmigo. Este lugar tiene una vista que impresiona, quizá sea eso.
Se ven tantas cosas que pueden llegar a marear. Eso sin tomar en consideración lo que se oye cuando ascienden los gritos de júbilo o de dolor; conversaciones donde se traman males futuros o se discuten remedios posibles. A veces es un murmullo salpicado de risas o lamentos. Eso sucede, casi siempre, cuando a los de allá abajo les llega la noche.

....... Los que pasan a mi lado miran distraídos el panorama y siguen su camino, parece que no se dan cuenta. Cuando alguno se detiene, nada indica que la vista lo inquiete como a mí. Lo hace el tiempo suficiente como para distinguir a alguien especial entre la multitud, y enseguida sigue su camino. He pensado que quizá es por eso; es poco el tiempo que se toman para ver y oír; para conocer en su misterio el carácter perecedero del tiempo que aquellos otros tienen.
....... Yo sí me conmuevo.
....... A veces trato de no mirar con detenimiento las figuritas que se mueven allá abajo. Pero las veo aunque no me lo proponga, cumpliendo sus breves rituales para soportar mejor sus pérdidas. Veo sus festejos, a veces inexplicables para mí. Por más que los observo sigo sin comprender del todo qué motivo tienen para festejar el inicio de una vida. Eternamente asombrado de ver cómo se duelen ante la muerte.
....... Hace tanto que miro desde aquí que adivino sus conflictos. Me los sé de memoria. Tres cosas -creo que no hay más- provocan en ellos miles de alegrías y amarguras: el Poder, el Amor, y la muerte.
....... Lo he conversado con los más cercanos a mí. Pero he desistido ya, aburrido frente a la misma actitud. Ésa que tienen cuando trato de exponer mis dudas, mis inquietudes; cuando arriesgo alguna opinión. Me miran serios, silenciosos. Sé que detrás del silencio y de sus rostros imperturbables lo que hay es, en el mejor de los casos, desconcierto.
....... A veces he visto asomar el horror a sus ojos. Están convencidos de que nuestra existencia es envidiable y les cuesta aceptar otra visión.
....... Nunca han sentido algo así, supongo, y no saben cómo ayudarme.
....... Hay quienes se han atrevido a ofrecerme una alternativa, algo en qué ocuparme, una terapia, como dirían los de abajo. Pero al notar mi rechazo han renunciado. El cuidar de un desvalido no es solución para mí. Por más que miro, no encuentro a nadie que se ajuste a esa categoría y eso es algo que también pesa en mi contra. Me dicen que todos los que están allí abajo son desvalidos.
....... Mi ceguera –según los proponentes, claro– no me permite identificarlos. No se dan cuenta que sólo yo cumplo con los requisitos para estar en esa categoría. No entienden que yo soy el desvalido. El desconsolado. Por el contrario, los minúsculos seres que veo, son privilegiados para mí. Todos ellos, sin excepción.
....... Después de tanto tiempo de observarlos estoy a la espera –sin aburrirme, más bien con un interés enfermizo– de que nazca alguno que pueda contar dentro de esta categoría en la que creo ser el único. Pero sé que es una espera estéril. Por su propia esencia ninguno habrá que se sienta como yo. Ninguno con este oscuro anhelo.
....... En estos días en que la sensación de no encajar en el esquema universalmente aceptado me corroe, repaso mis argumentos. Probablemente, insistir en ello me hace más difícil entender los de los otros y, como siempre, termino dándome la razón.
....... Me dicen los que se han dignado a responder: “Mira cómo sufren, cómo corren detrás de ilusiones perdiendo los mejores años de su vida. Mira cómo buscan destacar, dominar, prevalecer. ¿No ves que deben correr, cada día, detrás del sustento diario? ¿Te olvidas de cómo paren con dolor, cómo se agostan a la espera de la felicidad que no hallan? Mira cómo lloran por amores que nunca tuvieron oportunidad de ser. Cómo mueren”.
....... Los ojos de los más circunspectos entre mis iguales se congelan cuando me oyen decir que vale la pena sufrir si hay esperanza de gozo. Que las lágrimas que derraman los de allá abajo son, precisamente, un instrumento necesario para disfrutar del valor la sonrisa. Que cada día de fatiga los acerca a su destino.
....... Pues sólo es deseable vivir en la certeza de la muerte que a nosotros, sin piedad, nos ha sido negada.


1 comentarios:

G4þRI€L dijo...

lei un comentario tuyo en Laveron (otra genia).
me encanto tu blog

 
Plantilla modificada por basada en la minima de blogger. La foto del header también es mía.